domingo, 29 de mayo de 2011

Praga... sueño divino.

Praga… dulces aromas de nostalgia, cielo nublado, inspirador y cautivo del paraíso de Dios.

Ese Dios que dejó sus huellas en sus calles empedradas.

Eternos pasos perdiéndose en la alborada.

Me he enamorado, dócil y subyugado de esa bella ciudad donde los días se vuelven perpetuos.

Praga de Kafka, Praga de “Metamorfosis”. ¿En dónde te quedas o a donde te vas?

No existes en realidad, no eres un lugar… Eres tú, un sueño divino, pintado por manos virtuosas, libres de expresiones, emancipadas de aquellos ayeres.

Guárdame entre tus puentes, en tus castillos, en tus catedrales o en tus anocheceres.

No me descubras ante el mundo, quiero quedarme entre tu imagen y el tiempo.

Sólo he llegado a ti y sólo me enamoré.