UN BREVE INSTANTE.

No existe esperanza más hermosa que la presencia de un amanecer. Sentir los primeros rayos del sol sobre mi rostro. Enmarcar la vista del entorno: naturaleza, urbanismo, vacío. No importa tanto la perspectiva, sino la apertura de los sentidos recibiendo un nuevo día. He ahí un milagro de dios. Podría agotar todo mi tiempo contemplando tal maravilla, el despertar del mundo en un breve instante. Vaya si es efímera la vida. Y al final, querer guardar en mis manos el ocaso para no tener que despedirme, para no cerrar la puerta, para no apagar la luz. Porque entonces quizás, todo haya terminado. El adiós se habrá consumado, y nuestra vida, se habrá escapado.

NO PUEDO OBLIGARTE.

No puedo obligarte a amarme,

ni a querer un poco a este corazón.

Es que quiero un minuto de eternidad

y contemplarlo solamente a tu lado.

Lejos, en la alborada,

donde el tiempo se evapora

y los pensamientos se pierden en la nada.

Un minuto de tu esencia,

de ese bello amanecer en tus ojos

y el brillante resplandor de tu alma.

No puedo obligarte a amarme,

sólo puedo pedir a Dios que te guarde.

MAR APACIBLE.

Inmerso en la profundidad del mar,

todo fluye en absoluta calma.

Las olas reposan apacibles,

el sol se retira a descansar,

la luna se asoma tímidamente,

las nubes detienen su paso,

las estrellas solamente observan.

El latir de su corazón es mi melodía favorita,

su dulce mirada hace detener al tiempo,

su cuerpo se pierde bajo las sábanas.

Su alma es la paz de mi morada, 

sus ojos, el mar que guarda calma.

DIVAGO.

Divago.

Mi mente es un túnel  

de pensamientos olvidados.

No existe nada.

Calles vacías,

imágenes en blanco y negro.

Sombras frías efímeras.

Se escucha el silencio,

se asoma la noche en mi cama.

Divago.

Pesadillas asesinadas.

Sueños inertes destrozados.

Tenebrosas sonrisas dibujadas.

Siluetas de placer.

Sollozos del amanecer.

No existe nada.

Sólo la luz 

de su dulce mirada.

SOY.

Soy tu olvido, tu pasado,

quien te amó y estuvo a tu lado.

Soy ese extraño sentimiento 

que habita la última puerta del tiempo.

Soy el eterno ayer, 

un silencio sin razón.

Soy caminante de mil universos,

poeta agonizante sin ilusión.

Soy el beso negado, 

el amante exiliado.

Soy la ausencia de tus sábanas, 

el motivo de tus desvelos.

Soy las caricias enredadas en tu pelo.

Soy tu tristeza por la mañana.

Soy el abnegado perdedor,

el asesino de tus sonrisas.

Soy quien erró 

por ir demasiado a prisa.

Soy el espejo de tu dolor,

el cobarde de tu amor.

MEDIANOCHE.

Medianoche.

Cielo absuelto de pecados.

Sueños perdidos, 

anhelos olvidados.

Espacios vacíos,

sentimientos lacerados.

Medianoche,

así te amo.

ESA ES MI VIDA.

El guión de mi vida está escrito con lápiz.
Ha sido borrado un ciento de veces 
y siempre aparece una nueva línea redactada   
sobre la textura del eterno papel blanco,
en ocasiones liso, otras más corrugado.
Unos párrafos vienen en forma de metáfora,
otros son prosa pura.
Escenas de drama, episodios de comedia
y en general, pinceladas de poesías de amor.
Esa es mi vida, a veces un cuento, a veces leyenda;
pero siempre escrita por mi puño 
y letra para volverla épica. 

SABIO TU AMOR, SABIA MI FE.

Sabio es el hombre que conoce su creación.

Sabia la piedra que acaricia el suelo donde reposa.

Sabio el árbol que regala vida con sus hojas.

Sabio el ayer, sabia la mirada.

Sabio el anciano que contempla la alborada.

Sabio el tiempo que se detiene en mi ventana.

Sabio el ruiseñor que embellece las mañanas.
Sabio tu amor, sabia mi fe.

Sabio el cielo y mi querer,

mi alma y mis entrañas.

Sabia tu voz que susurra que me ama.

Sabio mi pecho y corazón que te llama.

EL RELOJ.

Mi reloj detuvo su marcha. 
Como si supiera que el ayer buscaba alcanzarme. 
Más el tiempo quedó postrado entre los escombros de mi mente.
Donde hoy no existen huellas del pasado, ni senderos de un mañana. 
Caminos vacíos recorren por mis entrañas,
vagos pensamientos lacerados a causa del amor.
Rincones fríos donde sollozan las malditas almas.
Y un solo latido agonizante, sigiloso, muerto de dolor. 
Te pienso, no te miro. Te amo, no te extraño más. 

CUERPO DE DIOSA.

En el eterno ocaso de cada día,
mis ojos se detienen un instante a contemplar su belleza.
Irrumpen mis pensamientos en el borde de su cabello, y mis lágrimas se secan en las paredes de su pecho.
En silencio, mi mirada cruza vehemente por el sendero de su corazón.
El reloj palpita bajo el ritmo de sus latidos y la oscuridad se cuela hasta el cobijo ínfimo de sus piernas.
Exhaustos mis deseos se postran ante sus labios, besándolos hasta devorarlos con tal pasión que desbordan ríos de fuego.
Mis manos acaecidas descansan sobre las suyas, perpetuando el momento hasta llegar la despedida.
Ahora conozco el cielo. Lo caminé, lo sentí y lo amé en su cuerpo.
Cuerpo de diosa que me dejó por siempre en el más bello rincón… su corazón.

ETERNA LEJANÍA

Que el viento lleve mis pensamientos muy lejos y me deje sólo con mis deseos.
Porque bajo un deseo yace el amor oculto y abnegado.
Esa forma de amor que sólo conocen los que han visto la pasión.
Ahí, en el mismo espacio donde surge la poesía, se disfrutan los cánticos, emergen las musas, se pintan los cielos y duermen los más bellos amaneceres.
Que el viento lleve mis pensamientos, lejos, muy lejos. Tan lejos que ni mis latidos se puedan sentir.

A VECES ...

A veces despierto para ver que hay un amanecer esperándome.

A veces caigo para recordar que mis pies nunca deben separarse del suelo.

A veces lloro para limpiar mis ojos de las injusticias y banalidades.

A veces sueño para construir un mundo mejor y volverlo realidad.

A veces espero para callar al tiempo y demostrarle que sin él, se vive mejor.

SIN TI, NADA.

No hay noches suficientes.
No hay calles infinitas.
No hay razones descritas.
No hay corazones conscientes.
No hay versos ni poesías.
No hay inspiración ferviente.
No hay viajes ni travesías.
No hay sentimientos crecientes.
No hay miradas de alegría.
No hay dulces amaneceres.
No hay sonrisas llenas de vida.
No hay nada de esto,
si tú no lo sientes.

DOS MINUTOS.

Escribo, luego me ausento.
Me detengo en el silencio de la noche.
Imagino tu voz, invento tu mirada.
Dos minutos fugaces vuelan con mi alma.
Regresé de aquél viaje,
donde redacté lo que extrañaba.