lunes, 20 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD !

El año 2010 comienza a hacer sus maletas para emprender un largo viaje del cual nunca más regresará. El efecto que provoca su partida, deja en nuestros corazones un sabor a nostalgia por los buenos momentos vividos en cada uno de sus días y también de tristezas por aquellos amargos tragos que tuvimos que pasar. Es tiempo de hacer una pausa en nuestras vidas y reflexionar sobre lo que nos ha dejado de enseñanzas este año que cuenta sus últimos días. Ciclos se han cerrado y nuevas aventuras nos esperan por vivir, porque el tiempo y la vida deben seguir su camino, y la mejor forma de hacerlo es liberándonos de todas esas cadenas que nos atan al pasado, perdonando a quienes nos ofendieron o quisieron hacer daño y deseándoles lo mejor desde el fondo de nuestro corazón. No sirve de nada avanzar hacia una nueva etapa con las cargas pesadas del resentimiento y el odio, porque al final no nos permitirán ser felices como todos merecemos serlo.


Doy gracias a Dios por permitirme haber disfrutado de vivir cada minuto de experiencias en este año con las personas que más quiero. Gracias a cada uno de ustedes familiares, amigos y amigas que con sus palabras, pensamientos y acciones me han demostrado una vez más su cariño y amistad; sepan que todo ello es igualmente recíproco. Les ofrezco una disculpa sincera si ofendí o lastimé a alguno en algún momento, créanme que nunca ha sido ni será esa mi intención. No está de más reiterarles mi apoyo incondicional y decirles que en mí siempre podrán tener a un amigo en quien contar y confiar hoy y siempre. Que Dios los bendiga eternamente, así como a cada una de sus familias.


Reciban un abrazo con todo mi cariño, aprecio y admiración.



“Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios.”

Madre Teresa de Calcuta


FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO


Roberto Carlos Cano Aguilar


domingo, 12 de diciembre de 2010

Dos noches y una vida.

Dos noches le pedí a la vida.
Una para contemplar tu rostro
iluminado por la luz de la luna.
La otra fue para amarte eternamente
entre la oscuridad cautiva
y perderme apaciblemente en tu piel.
Al final dos noches no me fueron suficientes
y supliqué a Dios concederme una vida,
para poder expresarte con mi corazón,
lo mucho que te amé en el ayer ...
Y todo lo que te amaré hasta la eternidad.