viernes, 19 de marzo de 2010

Carta breve a la vida

No es que me queje de ti vida mía pero te has ensañado con mostrarme el dolor de la pérdida. Yo no sé cuantas lágrimas necesite derramar para que sepas que he aprendido. No lo sé de verdad... ¿Estaré acaso condenado a vivir eternamente bajo el cobijo de la soledad? He llegado a pensarlo más de mil veces. Quisiera creer que no será así. Y perdóname que sea tan estúpidamente sensible y tenga que reclamarte de esta forma mi ira. Necesitaba desahogar todo lo que he sentido por todas esas ausencias de los seres que me acompañaron y que tanto he amado. Y heme aquí, aún de pie dispuesto a seguir adelante, remar contra la corriente si ha de ser necesario e incluso soportar más golpes que tengas que enviarme. Mi fortaleza no cede, mi corazón no se quiebra...solo llora sangre. Porque mi más grande amor están depositadas en Dios mi Señor. Mis heridas han de volver a sanarse y seguiré ahí preparado para lo que haya de venir. Pero por favor, ténme un poco de piedad bendita vida, porque mi alma se vence y se hace endeble cada vez que tengo que volver a sufrir.

miércoles, 17 de marzo de 2010

¿Quiénes somos?

Quién soy si no un apacible preso del destino

navegando en contra de su voluntad

por las aguas turbias de esta vida insípida

que deprime hasta la más perversa de las almas.

Quién es ese que se refugia en las sombras,

sombras eternas y frías que inducen al sueño...

... ese sueño inhóspito e irracional

que derriba las murallas del infierno.

Quién es esa mujer condenada

a este mundo caótico y lamentable,

lejos de la misericordia de los dioses,

sumergida en el valle de los muertos.

Quién eres tú que lastimas mis sueños,

rompes mis deseos con tu soberbia maldita.

Mi odio es tan fuerte como este amor que me quema

y doblega mi espíritu ante tu voluntad infinita.

Quiénes somos si no unos tímidos amantes

ocultándose detrás del manto estelar de la noche,

lejos de la muchedumbre despiadada que nos hiere

en el zenit sagrado de nuestro noble corazón.