2012, HASTA SIEMPRE

Comenzó con un horizonte prometedor,

con nubes de sueños y anhelos por cumplir.
Chocaron las copas de cristal anunciando al 2012,
abrazos cargados de felicidad,
lágrimas con bríos de tristeza.

Retos inciertos por vencer,

amistades por afianzar,

bienvenidas y despedidas,

eventos disfrazados de ilusiones,

en fin, parece haber sido un buen año.

Como una barca yendo hacia alta mar, 
ahora, es tiempo de que se marche;

llevando consigo un cúmulo de rostros,

bellos recuerdos y otros sin sabores,
amores entrañables,

miradas ausentes, 
charlas pendientes,

tardes llenas de nostalgia,

un par de heridas en el alma,

sonrisas pintadas en la mente,

bendiciones de Dios.

2012, un placer haberlo vivido. 

Hasta siempre.

BUENOS AIRES

Bajo el cielo de una seductora ciudad
yacen finos pasos recorriendo sus calles,
sombras danzando con cadencia, 
tenues luces, cómplices de la pasión.
De un lado de la calle te veo,
cautivado por el resplandor de tu belleza,
al otro lado estás tu, elegante dama de noche,
y la música, como testigo de nuestro encuentro.
No hablamos, no nos tocamos, 
tan sólo nos observamos. 
No hubo un adiós, 
sino un 'hasta pronto' con la mirada.
Al final, siempre nos esperará, 
siempre quedará ahí.
Siempre tendremos Buenos Aires. 

CAFÉ 1930

Fuimos un sorbo de aquella bebida hirviendo,
amargas despedidas, tazas derramadas.
Se esfumó nuestro lugar, somos la esencia.
Granos de café danzando en nuestras tazas,
vaivén de un tango añorado.
Miradas desatadas, caricias escuetas.
Café 1930,
retorno a la nostalgia,
melodías de añoranza, vestigios del ayer,
donde alguna vez fuimos,
y hoy, compartimos un café.

NO TE VAYAS

Cristales empañados de recuerdos.

Gotas de anhelos evaporándose en el pasado.

Recogimos huellas marcadas en la piel.

Observamos en el cielo lo que un día imaginamos.

Cartas sin motivos redactadas con el corazón.

Letras naufragando en el océano de poemas.

Sueños y delirios cayendo a la eternidad.

Miradas de amor atrapadas en el tiempo.

Siluetas nocturnas navegando entre las sábanas.

Destellos de pasión iluminando madrugadas.

Suspiros vehementes perdidos en el amanecer.

Amargas despedidas con sabor a “no te vayas”.