Quién soy si no un apacible preso del destino
navegando en contra de su voluntad
por las aguas turbias de esta vida insípida
que deprime hasta la más perversa de las almas.
Quién es ese que se refugia en las sombras,
sombras eternas y frías que inducen al sueño...
... ese sueño inhóspito e irracional
que derriba las murallas del infierno.
Quién es esa mujer condenada
a este mundo caótico y lamentable,
lejos de la misericordia de los dioses,
sumergida en el valle de los muertos.
Quién eres tú que lastimas mis sueños,
rompes mis deseos con tu soberbia maldita.
Mi odio es tan fuerte como este amor que me quema
y doblega mi espíritu ante tu voluntad infinita.
Quiénes somos si no unos tímidos amantes
ocultándose detrás del manto estelar de la noche,
lejos de la muchedumbre despiadada que nos hiere
en el zenit sagrado de nuestro noble corazón.
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