viernes, 26 de febrero de 2010

Cómplices, amantes y amigos.

Sentimiento de culpa guardo en mi pecho, por amarte con tan desbordante pasión y benevolencia.
He intentado limitar mis deseos y encadenar mis arrebatos ante tu majestuosa belleza.
No pretendo ser inoportuno en el desahogo de tu tiempo, ni someter tu delicada esencia ante mis reprobables caprichos.
Solamente quiero contemplar tu fina silueta bajo un baño de luz que nos conceda la luna, siendo testigo de un amor puro e inocente, ocúltandose en el escaparate del Universo hasta el amanecer.
Arranca de mi piel esta condena inexorable, porque me sofoca incesantemente al no saber comprender, la forma en que nuestros caminos han sido trazados sin sentido, divergiendo nuestras vidas hasta las fronteras de los olvidados y tan solo manteniéndonos unidos por un corazón ingenuo.
Aguardaré una vida más mi razón intoxicada de tantos sacrificios y lamentos.
Quizás se escuchen mis sollozos en los rincones del firmamento, pues mis lágrimas limpiarán hasta la última llaga de mi ser.
Procuraré no perturbar tu sueño con mi llanto.
Seré cauteloso cuando te abrace cada noche en mis fantasías utópicas.
Dios te bendiga por siempre mi cómplice, amante y amiga ...
Que Dios me perdone y te guarde, es mi deseo con todo mi amor y docilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario