viernes, 12 de febrero de 2010

Crónica de la Muerte de un Enamorado

El desprecio de su corazón sería la expiación del enamorado, sacrificando su eternidad en el paraíso de los amorosos, salvando la integridad de su bella doncella amada y condenándose en el infierno de los lamentos y temores. Ha decidido navegar por los ríos de la Soledad, implorando perdón a las crueles aguas de la oscuridad y pagando cada herida con lágrimas de dolor y sentimientos de un amor no correspondido.


¡ Maldita la hora en que ha tenido que dejar a su enamorada! Terrible ha sido tener que arrancarse de su alma el gran amor que le envenena. Solo y triste ha decidido sumergirse en el abismo de sus penas, preguntándose si existe ese Dios clemente y compasivo. ¿Dónde estás Padre? se cuestiona desesperado. Tan sólo pide resignación para comprender su dolor. Se aferra afablemente a una señal, un signo, una luz que lo guíe. No tiene nada, no puede sentir. ¡Ha muerto en vida !


Al amanecer, despierta en el extenso valle de los cielos, rodeado de nubes de colores y melodías celestiales, preguntándose a su vez si lo que ha sufrido le ha valido merecerse de un espacio en aquél maravilloso lugar, donde los árboles abrazan a las aves, los peces nadan en sincronía con el mar y el sol se compenetra con la luna siendo uno mismo, sin importar si existen los días perpetuos.


Un ángel toca con delicadeza su cabello, le sonríe y lo lleva hacia la nube más alta. Desde que llega alcanza a ver todo con claridad. Sus ojos se han limpiado, su corazón ha sanado, su alma ha descansado y lo más sorprendente... ¡A su bello amor ha encontrado!


Los ha unido nuevamente, la mano de su amado Dios .


No hay comentarios:

Publicar un comentario