Haciendo un balance de mi vida, hoy agradezco a Dios infinitamente regalarme 30 años de vida y salud. 30 años que parecen ser un camino corto y fácil, y sin embargo la realidad me ha mostrado totalmente lo contrario.
Sin tener que reprochar nada a la vida, sino agradeciendo las acciones buenas y malas que me han sucedido, hoy me encuentro frente al espejo y logro vislumbrar a un hombre seguro de si mismo y de sus convicciones, más maduro y a la vez incierto x el futuro, equilibrado en sus emociones pero ansioso en explorar nuevas sensaciones. Veo un hombre fuerte y tenaz, pero deseoso de abrazar uno de sus más grandes sueños, el amor.
A 30 años de venir a este mundo y haber conocido a la mas grandiosa de las mujeres, mi madre; de haber convivido con otra mujer quien fue un ejemplo de amor puro, mi abuela y que decir del gran hombre fuerte y entero quien me brindó su sabiduría y seguridad, mi abuelo. A 30 largos años de conocer la felicidad y convivir con la tristeza, de tocar la vida y enfrentar a la muerte, después de todo este tiempo, solo me resta decir GRACIAS DIOS MÍO.
Y de igual forma gracias a mi familia, a mi padre, a mi hermana la luz de mis ojos, y a todos mis amigos, amigas y todas las personas que de una u otra forma fueron importantes en algún momento de mi vida, a todos mil gracias por lo que me brindaron y enseñaron.
Hoy soy quien soy, gracias a cada fragmento de mi vida en donde fueron creadas las mejores obras de arte en contraste con las mas tristes melodías.
Roberto C. Cano Aguilar
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