Se es caballero incluso en la ausencia de luz,
donde nadie observa el surgimiento y la esencia de bondad.
Bajo el abismo de la noche y el vacío de la oscuridad,
un caballero crea un infinito de instantes,
en donde hasta el reloj detiene su marcha para dejar que el silencio
se escuche a través del paso de sus tenues latidos,
cuál delicada damisela enaltecida cruzando el umbral de la eternidad.
¡ Hermosa vanagloria de dicha y felicidad !
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